viernes, 30 de julio de 2010

http://www.mascotas.org/razas_de_gatos.html





Así como los gatos negros han tenido distintas consideraciones en cuanto a buena o mala suerte, así también los gatos blancos han sido objeto de diferentes criterios, unas veces siendo utilizados como amuletos, y otras veces lo contrario, formando parte de las supersticiones humanas. El verdadero misterio está en su color blanco, en opinion de todos los genetistas del mundo, ya que en sí mismo el blanco no es un verdadero color , pues podría decirse que un gen dominante, llamado W, enmascara el color real del gato y su repartición en el cuerpo.

Este gen del blanco, denominado W, debe diferenciarse del gen S que produce las manchas blancas, el cual produce gatos con mucho blanco, pero no enteramente blancos, sólo producidos por el gen W. Para que un cachorro nazca enteramente blanco, es necesario que uno de sus dos padres, sea también enteramente blanco. El gen W, es lo que se ha denominado "epistático", es decir que enmascara cualquier color susceptible de aparecer en función del patrimonio genético. Algunos cachorros blancos, pueden presentar al nacer, una mancha de color sobre su cabeza, de color rojiza, negra o azul, que indica el color real del gato; dicha mancha, va desapareciendo cuando crecen.

El color blanco, además posee una característica: es el único que permite la gama completa de colores en los ojos de los gatos: azules, amarillos, verdes, toda la gama, hasta impares .



El color blanco, tiene otra característica muy importante, y es que en la mayoría de los casos, viene acompañado de la sordera del gato. Se suele decir, que son los de ojos azules los que acompañan la soedera, pero esto no es así, ya que existen gatos blancos de ojos azules no sordos y también gatos blancos con ojos impares o color oro y bicolores, sordos. El origen de esta anomalía, que va unida al color blanco, no se conoce bien, pero parece ser que hay un vínculo entre la formación de las estructuras nerviosas de la uadición y la de la pigmentación del pelo.

Un gato blanco y sordo, debe ser cuidado en sus salidas al exterior, pues tiene muy disminuidos sus mecanismos de defensa, por lo que por prudencia no deben salir solos a ninguna parte para evitar accidentes, sin embargo, esta limitación, no les hace menos atractivos que los gatos que tienen su sentido del oido completo. Suelen ser cariñosos, juguetones y mas tranquilos, menos nerviosos, pues no se afectan ni sufren con gritos ni ruidos.

bueno eso dicen, pero por lo menos mi cucho no es sordo =)

viernes, 23 de julio de 2010



Con Cucho hace 2 meses atrás
Lamentablemente es bastante común encontrar gatitos abandonados
cuando aún son muy pequeños para alimentarse solos, como cuando yo encontré a mi Cucho. Aquí
encontrarás qué cuidados deben recibir para salir adelante fuertes y sanos.

CUIDADO DE LOS GATITOS HUERFANOS

Los gatitos son mucho más precoces que los bebés humanos y en pocos meses pueden valerse por sí mismos. Sin embargo durante el primer mes, y particularmente las tres primeras semanas, ellos necesitan de los cuidados de su madre para poder sobrevivir. A veces ocurre que una gata rechaza a algún gatito, o no tiene suficiente leche para alimentar a todos o no puede cuidarlos por algún problema médico. Lamentablemente la causa más frecuente de orfandad de ga

titos es que los dueños inescrupulosos de las gatas que han quedado preñadas accidentalmente se los quitan y los abandonan a su suerte, muchas veces envueltos en una bolsa o dentro de una caja.

Para que un gatito abandonado o rechazado sobreviva se requiere un ambiente apropiado, buena cantidad y calidad de nutrientes, un horario regular de alimentación, sueño, cuidados y ejercicio y el estímulo que provoca defecación y micción. El trabajo será mucho más leve si consigues que su madre o una gata sustituta los cuide, limpie y les de calor, así solo te quedará alimentarlos. Es muy frecuente que una gata adopte a otro gatito si es del mismo tamaño que los suyos. Cuidar gatitos es una tarea que demanda mucho tiempo y dedicación, pero es muy gratificante ver crecer a los bebés sanos y fuertes.

Siempre que sea posible, hay que dejar que los gatitos tomen leche de su madre durante las primeras 12 horas, ya que en ese momento obtienen el calostro. Este es una leche que parece aguada y contiene los anticuerpos que protegerán al gatito contra las enfermedades infecciosas durante las primeras 4 a 6 semanas de vida. Pasadas las primeras 24 horas, los bebés ya no son capaces de absorber estos anticuerpos en su intestino.

Si la madre no está disponible, tendrás que alimentar a los gatitos con un biberón especial que se consigue en veterinarias o tiendas de mascotas. Es importante no tumbar al gatito sobre su espalda, sino sobre el abdomen con la cabeza más alta que la cola. De este modo podrá tragar la leche sin atragantarse. El agujero en la tetina debe permitir que cuando la pones hacia abajo, la leche salga de a una gota lentamente. Si un gatito está muy débil y no puede succionar, te conviene que un veterinario le coloque un tubo nasogástrico y te enseñe a usarlo para poder alimentarlo hasta que esté más fuerte.

La mejor leche que puedes darle es la formulada especialmente para gatos. Contiene los nutrientes exactos que el gatito necesita para crecer. Es mejor evitar la leche de vaca o usar una sin lactosa para que no vaya a darle diarrea. Encontrarás muchas recetas para fórmulas caseras que se pueden usar; conviene preparar poca cantidad, solo para uno o dos días, para que siempre esté fresca. Una receta que puedes usar es la siguiente: 90 ml de leche condensada, 90 ml de agua, 120 ml de yogurt natural entero (no desnatado), 3 yemas de huevo (no agregues las claras). Guárdala en el refrigerador y limpia y desinfecta bien el biberón luego de cada comida. Antes de darle su ración, calienta la leche a temperatura corporal, aproximadamente 38ºC, y agítala bien como se le daría a un bebé humano.

La primer semana los gatitos deben tomar cada día unos 13 ml de leche cada 100 g de peso; en la segunda semana se aumenta a 17 ml, luego toman 20 ml por día cada 100 g de peso en la tercer semana. Estas cantidades se dividen en tomas iguales 8 veces al día. En general es mejor dar un poco de menos que de más para evitar trastornos digestivos en los primeras semanas, sobre todo en los dos o tres primeros días, en que es mejor dar menos cantidad en más cantidad de tomas.

Los gatitos sanos pesan entre 100 y 120 gramos al nacer y deben aumentar entre 50 y 100 g por semana. Deben verse rellenitos y firmes, estar tibios, tranquilos y dormir la mayor parte del tiempo. Nacen con los ojos totalmente cerrados y los abren recién a los 15 días de edad. Si están enfermos notarás un tono muscular débil, los verás flacos y con la piel muy seca y “pegada” al cuerpo, lloran mucho por hambre, frío o malestar. Si no reciben asistencia se van apagando, se vuelven comatosos y mueren.

En la primera semana de vida los bebés no son capaces de mantener su temperatura corporal, por lo que necesitan un ambiente entre 30 y 32ºC. No es suficiente con taparlos con una cobija; hay que agregar una almohadilla térmica o bolsa o botella con agua tibia o cualquier otra fuente segura de calor. En la segunda semana, la temperatura se puede bajar a 24ºC, y hacia la cuarta semana ellos ya pueden regular su temperatura aunque el ambiente esté más frío.

Otro aspecto importante es la estimulación del área anogenital después de cada comida. La madre lame a los gatitos en esta zona para estimular la defecación y orina, de modo que hay que reemplazarla en esta actividad. El resultado se obtiene al frotar esta zona con un algodón húmedo y estimular en forma manual con un masaje descendente suave en el abdomen. Después de la tercera semana los gatitos ya no necesitan este estímulo para evacuar. Una vez por semana hay que limpiar todo el cuerpo con un paño húmedo tibio, simulando los lamidos de la madre.

Hacia los 20-25 días los gatitos ya pueden empezar a comer de un plato. Puedes darles un pienso para gatitos molido y humedecido con agua tibia para formar una pasta. Cuando veas que se alimentan bien solos, puedes empezar a disminuir la cantidad de leche hasta destetarlos por completo hacia las 6 a 8 semanas de edad.

A partir de la tercera semana los gatitos aprenden a relacionarse con otros seres vivos. En este momento es bueno acariciarlos mucho, acostumbrarlos al contacto con personas o con otras mascotas para que luego sean adultos sociables y con un temperamento estable.

Por último, consulta con tu veterinario para desparasitar a los gatitos en la segunda o tercera semana, según como estén evolucionando y qué antiparasitario utilices. Entre las 6 y las 8 semanas ya puedes regalar a los pequeños para que vayan a sus nuevos hogares, si es que no te has encariñado tanto que decides quedarte con ellos

Los gatos son animales muy meticulosos en lo que hace a su higiene "personal". Casi no necesitan baños, pero sí algunos cuidados para manterner su pelaje en buen estado.


HIGIENE DE LOS GATOS Imagen de Cucho, mi pequeño bebé

Habrás observado que tu gato pasa buena parte del día aseándose con su áspera lengua. Se lame todo el cuerpo, incluyendo manos y patas y es muy gracioso verle lavarse la cara. Esta costumbre es "útil" en los casos en que haya que administrar una medicación en forma de pasta (como el laxante para felinos), pues puedes poner un poco en su mano, ensuciándola, y él rápidamente la lamerá para lavarse (si pones una cantidad muy grande sacudirá la mano para quitársela). Este es un hábito innato de los gatos; lo hacen incluso los felinos salvajes y los vagabundos, gatos que nunca han tenido contacto cercano con personas o un hogar. Es más, un gato que no se asea es sospechoso de padecer alguna enfermedad y debería ser llevado a consulta con su veterinario si el problema persiste.
Otro hábito de higiene muy fuerte es el uso de la
bandeja sanitaria. Hay gatos que son muy exigentes y la usan sólo si está limpia, si no escogen otro sitio, como la bañera, para orinar. Por suerte este es un comportamiento extremo de unos pocos gatos, pero casi todos necesitan que se limpie la bandeja todos los días. Se retira solo la porción sucia del material absorbente con una pala. Una o dos veces por semana, según la cantidad de gatos que la usen, se debe cambiar totalmente el material de la bandeja. Como regla general debes evitar que haya olor desgradable en el ambiente.






Mantenimiento del pelaje

Una buena manera de
controlar que no haya problemas en el pelo, la piel, los ojos y los oídos es acostumbrar a tu gato a recibir un cepillado periódico, por lo menos una vez por semana. Mientras le pasas la carda o el cepillo puedes revisar si tiene alguna herida, bulto, parásitos externos, las uñas demasado largas o alguna zona dolorida. En los animales ancianos muchas veces los primeros signos de artrosis de columna son la resistencia al cepillado en la zona dolorida.


En la
época de muda se recomienda un cepillado diario para eliminar todos los pelos muertos que quedan enredados en el pelaje y para evitar que caigan en los muebles de la casa.

Para un
gato de pelo largo el cepillado es una nec
esidad a la que hay que acostumbrarlo desde pequeño. Para ello comienza con sesiones cortas, como si jugaras y nunca dejes que le duela, pues no te dejará volver a intentar. Si no lo haces se le formarán nudos que son casi imposibles de deshacer y tendrás que recortarlos con tijeras. También es conveniente recortar los pelos de alrededor del ano para evitar que se le adhieran heces o piedritas de la bandeja sanitaria.
Si tienes un gato de exposición también debes habituarlo a los baños frecuentes. Báñalo en en lugar con calefacción si hace falta para que no tome frío. Comienza por mojarlo completamente, evitando los ojos y oídos, con mucha delicadeza para que no se asuste. Luego aplica un champú especial para gatos; no uses uno para personas pues el pH es diferente y además se puede intoxicar al lamerse después del baño. Frota bien todo el cuerpo, sobre todo en la cola, las patas y el vientre. Después lo enjuagas con un duchador y repites el procedimiento si fuera necesario. Tras aclarar cuidadosamente al gato lo envuelves con una toalla y lo frotas par eliminar el exceso de agua. Sécale los oídos (solo el exterior) con un trozo de algodón. Puedes intentar secarlo con el secador de aire caliente, pero muchos gatos no lo toleran.

Los
ojos no necesitan que los limpies pues no deben tener ninguna secreción, salvo en los gatos persas, de cara muy aplanada. En este caso puedes usar productos que te haya recomendado el veterinario para su cuidado, ya que el constante lagrimeo tiñe los pelos de un color pardo rojizo.

Los
oídos solo se limpian superficialmente con algodón, no con cotonetes, si tienen cerumen amarillo. Si observas secreciones con olor fuerte o un color muy oscuro, si notas que el gato quiere rascarse, sacude mucho la cabeza o la inclina hacia un costado, llévale a ver a su veterinario pues podría tener una infección en los oídos.

Por último controla si sus
uñas están largas. Los gatos con acceso a un rascador o a un jardín suelen recortar sus uñas de forma natural, pero a un gato en un apartamento hay que recortarle las uñas cada tres o cuatro semanas con un alicate apropiado.